jueves, 29 de septiembre de 2016

Asignatura Pendiente


Asignatura Pendiente


Desde que yo podía recordar, siempre pasábamos una semana de vacaciones en verano en un apartamento de la playa con unos amigos íntimos de mis padres.

Tenían hijos de las mismas edades que nosotros, y nos conocíamos desde siempre, hasta el punto de que los tratábamos como si fueran tíos y primos nuestros, y ellos a nosotros también.

Los años fueron pasando, y todos fuimos creciendo. Mi hermano y la hija mayor de ellos, se hicieron novios. Yo tuve algún rollito de verano con su hijo mayor también, pero nada serio.

Había mucha confianza entre todos.

El verano que cumplí los 17, me prepararon una fiesta ibicenca. Todos vestidos de blanco, ya podéis imaginar donde terminamos a última hora. Mojados en la piscina, dejando que nuestras ropas blancas se pegaran a nuestros cuerpos y dejando ver algunas transparencias que era inevitable que se marcaran.

Las madres no participaron en el juego de la piscina, y mi padre tampoco, pero su amigo si se quedó a jugar con nosotros, aunque se salió antes del agua y se quitó la ropa mojada quedándose solo con el bóxer blanco, sentado en una hamaca, fumando un cigarrillo y observándonos desde el porche de la entrada.

En varias ocasiones, yo miré porque tenía la impresión de sentirme observada, y no me equivocaba. Cada vez que miraba hacia donde él estaba, su mirada estaba clavada en mi.

Era un hombre de unos 50 años, canoso, había tenido buen cuerpo, aunque los años le habían proporcionado una barriguita de la que se quejaba continuamente, porque por más que se cuidaba, no conseguía rebajarla.

A mi me parecía un hombre muy sexy, a pesar de esa tripita, que para mi era símbolo de madurez, al igual que sus canas.

Era culto y encantador, y nunca había notado nada extraño en su forma de mirarme o de hablarme, pero aquel verano empecé a notar como sus miradas eran más persistentes.

Nuestros ojos se cruzaban en la comida, en la playa, en la piscina, estando cerca o lejos, daba igual, siempre que yo le miraba, él me estaba observando.

Siempre aprovechábamos la última semana de agosto, que solíamos alargar con algún día de septiembre para pasar estos días con ellos.

Aquel curso yo había suspendido una, y me tocaba ir a recuperar la asignatura pendiente en septiembre, y mis padres estaban algo enfadados porque tendríamos que acortar las vacaciones.

A mitad de la semana, salió el comentario de que nos teníamos que ir antes, porque yo tenía que ir a examinarme, y cual fue mi sorpresa cuando de pronto, el amigo de mi padre dijo que él tenía que volver un par de días antes para hacer unas gestiones, y después volvería a recoger a la familia, así que, si no había ningún problema por parte de nadie, dijo que yo podía irme con él, y quedarme en casa hasta la vuelta de mis padres.

A todos les pareció bien. Nadie debía de haber notado nada excepto yo. A lo mejor me lo estaba imaginando porque la que se sentía realmente atraída era yo, así que no le di importancia y dije que me parecía bien irme con él unos días antes para poder examinarme.

Los días fueron pasando, y yo seguía notando sus miradas, pero no pensaba decir nada. Si tenía que pasar algo, ya pasaría, y desde luego, yo no le iba a poner pegas.

Mi maleta ya estaba lista. Esa noche a penas dormí pensando en lo que podría pasar al día siguiente.
Puede que no pasara nada, que me llevara a mi casa y nada más, pero mi mente adolescente no paraba de imaginar situaciones fantásticas de sexo con él, los dos solos, en su casa o en la mía, y así me dormí, mojada y tocándome pensando en sus dedos acariciándome el clítoris hasta correrme.

Nos levantamos temprano. Nos despedimos de la familia y nos montamos en el coche. Solamente eran dos horas de camino, si me dormía un poquito se me pasarían enseguida. Pero no quería dormir, la verdad es que estaba deseando que pasara algo, no sabía muy bien qué, pero deseaba que me tocara, que me dijera alguna cosa que me excitara.
 Y por fin se rompió el silencio.

- No te da miedo quedarte en casa sola estos días hasta que vuelvan tus padres?, me preguntó. 
- No, la verdad es que no, ya me he quedado sola otras veces.
- Si quieres, puedo ir a tu casa esta noche, cuando acabe mi trabajo. Llevaré algo de cena. Tu puedes dedicarte a estudiar y te despreocupas de cocinar, que yo me encargo. Te parece bien?, añadió.
- Por mi encantada, así aprovecharé más la tarde para preparar mi examen.
- Te he estado observando estos días, y la verdad es que te has convertido en una jovencita preciosa. Puedo preguntarte algo personal?
- Si, si no es muy indiscreto te contestaré, hay confianza, no?
- Te has enrollado con mi hijo?
-Pues nos hemos dado algún beso, pero solo eso. Ya sabes que el año pasado estuvimos saliendo y al final no funcionó.
- No te gusta?
-En realidad es que creo que estoy desarrollando un gusto algo diferente, y he notado que me atraen más los hombres mayores que los chicos de mi edad. Crees que eso está mal?
-No, por supuesto que no. Yo creo que en el amor y en el sexo, todo está bien si ambas partes están de acuerdo en lo que hacen. Y dime, te gusta algún hombre mayor?, un profesor tal vez?
- Si, lo cierto es que hay un hombre que me gusta, pero no sé si él siente algo por mi, y me da algo de vergüenza decírselo, porque le conozco desde pequeña.
- No tengas miedo de mostrar tus sentimientos cielo, eres preciosa, y seguro que ese hombre sabrá y estará encantado de satisfacerte.
El viaje se hizo muy corto gracias a la conversación tan abierta que habíamos mantenido. Me sentí muy cómoda hablando con él.
- Te invito a un café y concretamos a qué hora voy esta tarde?
- Si, claro que si!!!
- Yo estaba excitadísima. No podía concentrarme en el examen. Imposible. Mi mente solo pensaba en él. Mi cuerpo deseaba su cuerpo.
- Me dejó en la puerta de mi casa, se bajó del coche para darme mi maleta, y nos despedimos hasta las ocho. Se acercó, y me dio un suave beso en la comisura de mis labios, mientras rozaba con una mano mi cintura y con la otra mi cuello.

Estremecida, entré en el portal. A penas acertaba a dar al botón del ascensor. Saqué las llaves, abrí la puerta y entré en casa. Me apresuré a deshacer la maleta. Quería sacar un vestido que no había llegado a ponerme en las vacaciones, y que era perfecto para esa noche.

Lo de estudiar, tendría que esperar. Yo no podía pensar en el examen. Preparé el vestido, y busqué un tanga muy sexy que tenía para ponérmelo esa noche. No me iba a poner sujetador, quería que mis pezones reflejaran mi deseo a través del vestido.

Por la tarde preparé la mesa, me duché, me maquillé muy suave y esperé impaciente a que fueran las ocho.

Faltaba un minuto cuando sonó el timbre. Abrí impaciente, y le esperé con la puerta entreabierta. No quería que ninguna vecina nos viera.

- Buenas tardes!, me dijo mientras volvía a besarme muy cerca de la boca.
- Te gusta la comida tailandesa?
- Si, yo como de todo, gracias.

La verdad es que la comida me daba igual, lo que estaba deseando era comerme otra cosa, y que él me comiera a mi entera.

Qué bien olía!, hummm, cuando se acercó para darme un beso me dieron ganas de agarrarle del cuello y meterle la lengua hasta la garganta, pero me contuve, y solo sonreí tímidamente, como una niña buena.

Y qué guapo se había puesto!, venía muy juvenil, con una camiseta blanca , un vaquero y una camisa de cuadros que llevaba desabrochada, con las mangas algo remangadas.

- Dime, has estudiado mucho?
- Pues la verdad es que solo he dado un repaso, mañana aun tengo tiempo, el examen es pasado mañana.
- Genial, entonces no tienes que madrugar mañana?
- No, mañana me lo tomaré con calma.
- Te gustaría que me quedara a dormir aquí, contigo?
- Pues si, pero si se enteran mis padres, igual no les hace gracia, y atu mujer posiblemente tampoco, no crees?
- Nadie tiene por qué enterarse, si no decimos nada...Yo dentro de un rato llamo a mi mujer y le digo que estoy cansado y que me voy a acostar, y tú llamas a tus padres y les dices que te vas a dormir porque mañana quieres estar despejada para estudiar. Nadie nos molestará.
- Me parece bien. Cenamos?
- La verdad es que no tengo mucha hambre. He traído vino, te gusta, o no bebes alcohol?
- Una copita no me hará daño.
- Claro que no, un poquito de vino es muy sano cariño.
Me miró fíjamente y continuó diciéndome:
- Mira, no tienes por qué creerme, pero nunca he hecho esto antes. Quiero a mi mujer y siempre le he sido fiel, pero hace unos meses, desde la cena de Navidad, cada vez que te veo, siento algo que nunca había sentido. Jamás se me había pasado por la mente mantener relacones sexuales con alguien tan joven, y menos contigo, que eres casi como una hija para mi, pero estos últimos días, cada vez que te veía aparecer por la puerta de la cocina, recién levantada, en braguitas y con esas camisetas ajustadas...o con esos pantaloncitos cortos, o al salir de la piscina toda mojada con tus pezones marcados en el bikini....tenía que disimular, porque mi pene empezaba a hincharse de forma casi automática con tu sola presencia, y cuando tus padres dijeron que tenías que volver antes para recuperar la asignatura que te había quedado, pensé que tal vez yo también tenía una asignatura pendiente. Mi asignatura podía pasar de ser una mera fantasía a hacerse realidad, y por eso preparé este viaje relámpago, porque yo también  necesitaba examinarme. Así que aquí estamos, no voy a hacer nada que tu no quieras hacer, pero si tu también me deseas...Aquí estoy mi niña.

 Se levantó con la copa en la mano y se fue hasta el sofá, invitándome con la mirada a sentarme junto a él.
Yo me levanté y me acerqué despacio hasta donde él estaba. Me quedé de pie delante de él.
Su cabeza estaba a la altura de mi cintura, algo más abajo quizás.
Dejó la copa en la mesita, y empezó a subir sus manos por mis piernas con una suave caricia.
Estaba empapada, creo que él podía oler mi humedad. Cuando sus manos llegaron a mis nalgas, me acercó con fuerza hasta su cara. Empezó a olerme, mientras restregaba su cara contra mi cuerpo.
Se puso de pie, y me quitó el vestido. Me miró como quien admira una obra de arte y exclamó: -Dios, cómo te deseo!!

En ese momento empezamos a besarnos desenfrenadamente, como si nunca hubiésemos besado antes.
Fue besando todo mi cuerpo. Besó cada poro de mi piel.
Yo empecé a quitarle la ropa. Primero la camisa, después desabroché su pantalón, y a continuación el bóxer.
Su polla estaba dura como una roca, la agarré con fuerza con una mano, y me agaché despacio hasta ponerme de rodillas delante de su gran falo. Lo metí en mi boca y noté como ponía su mano en mi cabeza para dirigir mis movimientos. Seguí lamiendo su pene durante un rato y sus testículos. De vez en cuando miraba hacia arriba para ver su cara de placer.
Me sujetó la cabeza y me indicó que me levantara.

-Ponte mi camisa, no quiero que cojas frío.
- Vamos a la habitación de mis padres, quiero hacerlo allí contigo.
- No te quites la camisa, estás muy sexy , y quiero follarte con ella puesta.

En la habitación, me puso mirando a la pared, me cogió por detrás agarrándome las tetas. Podía sentir su miembro duro contra mi culo.
- Te gusta que te follen por detrás?, porque me muero de ganas de hacerlo.
- Me encanta, es una de mis posturas favoritas.

Yo estaba empapada, así que me penetró con mucha facilidad. Sus embestidas eran bestiales. Podía sentirle dentro, muy dentro.

-Te gusta princesa?
- Siii, sigue por favor, no pares!!

Seguimos así un rato, y de ahí pasamos a la cama de mis padres. Qué morbo me daba hacerlo allí, y encima con el mejor amigo de mi padre.

- Ponte a cuatro patas gatita,

Yo lo hice de inmediato. Empezó a lamer mi ano, nunca antes me lo habían hecho. Qué maravilla!!, cómo me excitaba aquello!!
De nuevo empezó a follarme en esa postura. Yo estaba a punto de correrme, después de aquel increíble beso negro, y esa magnífica follada, ya no podía resistir más, y me corrí, y él conmigo.

Nos quedamos un rato tumbados en la cama, abrazados, sin decir nada.

En cuanto repusimos fuerzas empezamos a besarnos otra vez. Yo empecé a lamer su torso desnudo. Aquellas canas en el pecho me volvían loca. Seguí bajando, lamí todo su cuerpo y volví a subir.

Me di la vuelta colocando mi coño en su cara, y dejando su pene a la altura de mi boca.
Comenzamos un increíble 69 que duró cerca de veinte minutos. Qué gusto sentir su lengua acariciando todo mi sexo, mi clítoris...los dos estábamos desatados, nuestros movimientos corporales cada vez eran más rítmicos, más intensos, no podíamos parar,..yo quería gemir de tanto placer, pero su polla dentro de mi boca me impedía articular sonidos, hasta que de pronto, empecé a notar como se corría en mi boca, nunca antes me había tragado el semen de nadie, pero era tanto el placer que sentía, que le chupé hasta la última gota, mientras yo me corría en su boca al unísono.

Era muy tarde, y estábamos exhaustos, nos colocamos bien en la cama y nos quedamos dormidos uno en brazos del otro.





Por la mañana, él se despertó primero, me trajo un café a la cama y otro para él.
Nos lo tomamos y después nos dimos una ducha juntos. Nos enjabonamos el uno al otro y nos besamos bajo el chorro de la ducha como dos adolescentes.

- Qué pasará ahora?, le pregunté.
- Tengo que seguir viéndote, eres adictiva, no creo que pueda de dejar de pensar en ti y en esta noche maravillosa. Tenemos que seguir viéndonos.
- Será complicado, cuando mis padres vuelvan, y tu mujer, tus hijos....Cómo lo haremos?
-Algo se me ocurrirá, no te preocupes cielo. Ahora tengo que irme y tú debes estudiar para el examen de mañana.
- Cuándo vuelves a la playa?
 - Me marcho hoy después de comer, aun nos quedan un par de días allí.
- Quédate y te vas mañana.
- No puedo, le dije a mi mujer que volvería hoy sin falta.
- Esta bien, ya nos veremos entonces.
- Si, ya nos veremos.
Me besó dulcemente en los labios, y algo me decía que ese beso era de despedida.
A los dos días volvió mi familia, yo ya había hecho mi examen, y estaba algo triste.
Mi madre entró en mi habitación, se quedó mirando al perchero y me preguntó:
 -De quién es esa camisa de cuadros?
Casi me da algo!, piensa algo!, rápido!, pensé para mis adentros.
- Me la dejó el otro día en el coche el amigo de papá, era muy temprano y hacía frío.
- Vaya!, pues hay que devolvérsela pronto, porque se marchan a vivir bastante lejos, ya no podremos vernos tan a menudo, pero supongo que ya te lo contó por el camino, no?
- No, la verdad es que a penas hablamos, yo vine dormida casi todo el viaje, me dejó en la puerta, se marchó, y no volví a verle.
-Claro!, es un hombre muy ocupado, y muy responsable, cualquier otro habría aprovechado para echar una canita al aire aprovechando que estaba solo, pero él es un hombre muy leal, un hombre de la cabeza a los pies, como tu padre. La verdad es que hemos tenido suerte con nuestros maridos, porque hay cada uno por ahí...dijo mi madre sonriéndose orgullosa.
-Si, la verdad es que es un hombre muy honesto, de los que ya no quedan, dije yo esbozando una sarcástica sonrisa.






3 comentarios:

  1. Este sí me ha encantado y excitado a partes iguales.
    Tiene una historia, y muy bien contada detrás. No es llegar y follar y adios.
    Enhorabuena porque me has hecho meterme en el papel, y tener una erección.

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  2. Respuestas
    1. Gracias a ti por escribir.
      Soy más de relatos que de poesía. Y poco a poco los vas bordando.

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