Asignatura Pendiente
Por la mañana, él se despertó primero, me trajo un café a la cama y otro para él.
Desde que yo podía recordar, siempre pasábamos una semana de
vacaciones en verano en un apartamento de la playa con unos amigos
íntimos de mis padres.
Tenían hijos de las mismas edades que nosotros, y nos conocíamos
desde siempre, hasta el punto de que los tratábamos como si fueran
tíos y primos nuestros, y ellos a nosotros también.
Los años fueron pasando, y todos fuimos creciendo. Mi hermano y la
hija mayor de ellos, se hicieron novios. Yo tuve algún rollito de
verano con su hijo mayor también, pero nada serio.
Había mucha confianza entre todos.
El verano que cumplí los 17, me prepararon una fiesta ibicenca.
Todos vestidos de blanco, ya podéis imaginar donde terminamos a
última hora. Mojados en la piscina, dejando que nuestras ropas
blancas se pegaran a nuestros cuerpos y dejando ver algunas
transparencias que era inevitable que se marcaran.
Las madres no participaron en el juego de la piscina, y mi padre
tampoco, pero su amigo si se quedó a jugar con nosotros, aunque se
salió antes del agua y se quitó la ropa mojada quedándose solo con
el bóxer blanco, sentado en una hamaca, fumando un cigarrillo y
observándonos desde el porche de la entrada.
En varias ocasiones, yo miré porque tenía la impresión de sentirme
observada, y no me equivocaba. Cada vez que miraba hacia donde él
estaba, su mirada estaba clavada en mi.
Era un hombre de unos 50 años, canoso, había tenido buen cuerpo,
aunque los años le habían proporcionado una barriguita de la que se
quejaba continuamente, porque por más que se cuidaba, no conseguía
rebajarla.
A mi me parecía un hombre muy sexy, a pesar de esa tripita, que para
mi era símbolo de madurez, al igual que sus canas.
Era culto y encantador, y nunca había notado nada extraño en su
forma de mirarme o de hablarme, pero aquel verano empecé a notar
como sus miradas eran más persistentes.
Nuestros ojos se cruzaban en la comida, en la playa, en la piscina,
estando cerca o lejos, daba igual, siempre que yo le miraba, él me
estaba observando.
Siempre aprovechábamos la última semana de agosto, que solíamos
alargar con algún día de septiembre para pasar estos días con
ellos.
Aquel curso yo había suspendido una, y me tocaba ir a recuperar la asignatura pendiente en
septiembre, y mis padres estaban algo enfadados porque tendríamos
que acortar las vacaciones.
A mitad de la semana, salió el comentario de que nos teníamos que
ir antes, porque yo tenía que ir a examinarme, y cual fue mi
sorpresa cuando de pronto, el amigo de mi padre dijo que él tenía
que volver un par de días antes para hacer unas gestiones, y después
volvería a recoger a la familia, así que, si no había ningún
problema por parte de nadie, dijo que yo podía irme con él, y
quedarme en casa hasta la vuelta de mis padres.
A todos les pareció bien. Nadie debía de haber notado nada excepto
yo. A lo mejor me lo estaba imaginando porque la que se sentía
realmente atraída era yo, así que no le di importancia y dije que
me parecía bien irme con él unos días antes para poder examinarme.
Los días fueron pasando, y yo seguía notando sus miradas, pero no
pensaba decir nada. Si tenía que pasar algo, ya pasaría, y desde
luego, yo no le iba a poner pegas.
Mi maleta ya estaba lista. Esa noche a penas dormí pensando en lo
que podría pasar al día siguiente.
Puede que no pasara nada, que me llevara a mi casa y nada más, pero
mi mente adolescente no paraba de imaginar situaciones fantásticas
de sexo con él, los dos solos, en su casa o en la mía, y así me
dormí, mojada y tocándome pensando en sus dedos acariciándome el
clítoris hasta correrme.
Nos levantamos temprano. Nos despedimos de la familia y nos montamos
en el coche. Solamente eran dos horas de camino, si me dormía un
poquito se me pasarían enseguida. Pero no quería dormir, la verdad
es que estaba deseando que pasara algo, no sabía muy bien qué, pero
deseaba que me tocara, que me dijera alguna cosa que me excitara.
Y por fin se rompió el silencio.
- No te da miedo quedarte en casa
sola estos días hasta que vuelvan tus padres?, me preguntó.
- No, la verdad es que no, ya me he quedado sola otras veces.
- Si quieres, puedo ir a tu casa esta noche, cuando acabe mi trabajo.
Llevaré algo de cena. Tu puedes dedicarte a estudiar y te
despreocupas de cocinar, que yo me encargo. Te parece bien?, añadió.
- Por mi encantada, así aprovecharé más la tarde para preparar mi
examen.
- Te he estado observando estos días, y la verdad es que te has
convertido en una jovencita preciosa. Puedo preguntarte algo
personal?
- Si, si no es muy indiscreto te contestaré, hay confianza, no?
- Te has enrollado con mi hijo?
-Pues nos hemos dado algún beso, pero solo eso. Ya sabes que el año
pasado estuvimos saliendo y al final no funcionó.
- No te gusta?
-En realidad es que creo que estoy desarrollando un gusto algo
diferente, y he notado que me atraen más los hombres mayores que
los chicos de mi edad. Crees que eso está mal?
-No, por supuesto que no. Yo creo que en el amor y en el sexo, todo
está bien si ambas partes están de acuerdo en lo que hacen. Y
dime, te gusta algún hombre mayor?, un profesor tal vez?
- Si, lo cierto es que hay un hombre que me gusta, pero no sé si él
siente algo por mi, y me da algo de vergüenza decírselo, porque le
conozco desde pequeña.
- No tengas miedo de mostrar tus sentimientos cielo, eres preciosa, y
seguro que ese hombre sabrá y estará encantado de satisfacerte.
El viaje se hizo muy corto gracias a la conversación tan abierta
que habíamos mantenido. Me sentí muy cómoda hablando con él.
- Te invito a un café y concretamos a qué hora voy esta tarde?
- Si, claro que si!!!
- Yo estaba excitadísima. No podía concentrarme en el examen.
Imposible. Mi mente solo pensaba en él. Mi cuerpo deseaba su
cuerpo.
- Me dejó en la puerta de mi casa, se bajó del coche para darme mi
maleta, y nos despedimos hasta las ocho. Se acercó, y me dio un
suave beso en la comisura de mis labios, mientras rozaba con una
mano mi cintura y con la otra mi cuello.
Estremecida, entré en el portal. A penas acertaba a dar al botón
del ascensor. Saqué las llaves, abrí la puerta y entré en casa. Me apresuré
a deshacer la maleta. Quería sacar un vestido que no había llegado
a ponerme en las vacaciones, y que era perfecto para esa noche.
Lo de estudiar, tendría que esperar. Yo no podía pensar en el
examen. Preparé el vestido, y busqué un tanga muy sexy que tenía
para ponérmelo esa noche. No me iba a poner sujetador, quería que
mis pezones reflejaran mi deseo a través del vestido.
Por la tarde preparé la mesa, me duché, me maquillé muy suave y
esperé impaciente a que fueran las ocho.
Faltaba un minuto cuando sonó el timbre. Abrí impaciente, y le
esperé con la puerta entreabierta. No quería que ninguna vecina nos
viera.
- Buenas tardes!, me dijo mientras volvía a besarme muy cerca de la
boca.
- Te gusta la comida tailandesa?
- Si, yo como de todo, gracias.
La verdad es que la comida me daba igual, lo que estaba deseando era
comerme otra cosa, y que él me comiera a mi entera.
Qué bien olía!, hummm, cuando se acercó para darme un beso me dieron
ganas de agarrarle del cuello y meterle la lengua hasta la garganta,
pero me contuve, y solo sonreí tímidamente, como una niña buena.
Y qué guapo se había puesto!, venía muy juvenil, con una camiseta
blanca , un vaquero y una camisa de cuadros que llevaba
desabrochada, con las mangas algo remangadas.
- Dime, has estudiado mucho?
- Pues la verdad es que solo he dado un repaso, mañana aun tengo
tiempo, el examen es pasado mañana.
- Genial, entonces no tienes que madrugar mañana?
- No, mañana me lo tomaré con calma.
- Te gustaría que me quedara a dormir aquí, contigo?
- Pues si, pero si se enteran mis padres, igual no les hace gracia, y
atu mujer posiblemente tampoco, no crees?
- Nadie tiene por qué enterarse, si no decimos nada...Yo dentro de un
rato llamo a mi mujer y le digo que estoy cansado y que me voy a
acostar, y tú llamas a tus padres y les dices que te vas a dormir
porque mañana quieres estar despejada para estudiar. Nadie nos
molestará.
- Me parece bien. Cenamos?
- La verdad es que no tengo mucha hambre. He traído vino, te gusta, o
no bebes alcohol?
- Una copita no me hará daño.
- Claro que no, un poquito de vino es muy sano cariño.
Me miró fíjamente y continuó diciéndome:
- Mira, no tienes por qué creerme, pero nunca he hecho esto antes. Quiero a mi mujer y siempre le he sido fiel, pero hace unos meses, desde la cena de Navidad, cada vez que te veo, siento algo que nunca había sentido. Jamás se me había pasado por la mente mantener relacones sexuales con alguien tan joven, y menos contigo, que eres casi como una hija para mi, pero estos últimos días, cada vez que te veía aparecer por la puerta de la cocina, recién levantada, en braguitas y con esas camisetas ajustadas...o con esos pantaloncitos cortos, o al salir de la piscina toda mojada con tus pezones marcados en el bikini....tenía que disimular, porque mi pene empezaba a hincharse de forma casi automática con tu sola presencia, y cuando tus padres dijeron que tenías que volver antes para recuperar la asignatura que te había quedado, pensé que tal vez yo también tenía una asignatura pendiente. Mi asignatura podía pasar de ser una mera fantasía a hacerse realidad, y por eso preparé este viaje relámpago, porque yo también necesitaba examinarme. Así que aquí estamos, no voy a hacer nada que tu no quieras hacer, pero si tu también me deseas...Aquí estoy mi niña.
Se levantó con la copa en la mano y se fue hasta el sofá,
invitándome con la mirada a sentarme junto a él.
Yo me levanté y me acerqué despacio hasta donde él estaba. Me
quedé de pie delante de él.
Su cabeza estaba a la altura de mi cintura, algo más abajo quizás.
Dejó la copa en la mesita, y empezó a subir sus manos por mis
piernas con una suave caricia.
Estaba empapada, creo que él podía oler mi humedad. Cuando sus
manos llegaron a mis nalgas, me acercó con fuerza hasta su cara. Empezó a
olerme, mientras restregaba su cara contra mi cuerpo.
Se puso de pie, y me quitó el vestido. Me miró como quien admira
una obra de arte y exclamó: -Dios, cómo te deseo!!
En ese momento empezamos a besarnos desenfrenadamente, como si
nunca hubiésemos besado antes.
Fue besando todo mi cuerpo. Besó cada poro de mi piel.
Yo empecé a quitarle la ropa. Primero la camisa, después
desabroché su pantalón, y a continuación el bóxer.
Su polla estaba dura como una roca, la agarré con fuerza con una
mano, y me agaché despacio hasta ponerme de rodillas delante de su
gran falo. Lo metí en mi boca y noté como ponía su mano en mi
cabeza para dirigir mis movimientos. Seguí lamiendo su pene durante
un rato y sus testículos. De vez en cuando miraba hacia arriba para
ver su cara de placer.
Me sujetó la cabeza y me indicó que me levantara.
-Ponte mi camisa, no quiero que cojas frío.
- Vamos a la habitación de mis padres, quiero hacerlo allí contigo.
- No te quites la camisa, estás muy sexy , y quiero follarte con ella
puesta.
En la habitación, me puso mirando a la pared, me cogió por detrás
agarrándome las tetas. Podía sentir su miembro duro contra mi
culo.
- Te gusta que te follen por detrás?, porque me muero de ganas de
hacerlo.
- Me encanta, es una de mis posturas favoritas.
Yo estaba empapada, así que me penetró con mucha facilidad. Sus
embestidas eran bestiales. Podía sentirle dentro, muy dentro.
-Te gusta princesa?
- Siii, sigue por favor, no pares!!
Seguimos así un rato, y de ahí pasamos a la cama de mis padres.
Qué morbo me daba hacerlo allí, y encima con el mejor amigo de mi
padre.
- Ponte a cuatro patas gatita,
Yo lo hice de inmediato. Empezó a lamer mi ano, nunca antes me lo
habían hecho. Qué maravilla!!, cómo me excitaba aquello!!
De nuevo empezó a follarme en esa postura. Yo estaba a punto de
correrme, después de aquel increíble beso negro, y esa magnífica
follada, ya no podía resistir más, y me corrí, y él conmigo.
Nos quedamos un rato tumbados en la cama, abrazados, sin decir nada.
En cuanto repusimos fuerzas empezamos a besarnos otra vez. Yo empecé
a lamer su torso desnudo. Aquellas canas en el pecho me volvían
loca. Seguí bajando, lamí todo su cuerpo y volví a subir.
Me di la vuelta colocando mi coño en su cara, y dejando su pene a
la altura de mi boca.
Comenzamos un increíble 69 que duró cerca de veinte minutos. Qué
gusto sentir su lengua acariciando todo mi sexo, mi clítoris...los
dos estábamos desatados, nuestros movimientos corporales cada
vez eran más rítmicos, más intensos, no podíamos parar,..yo
quería gemir de tanto placer, pero su polla dentro de mi boca me
impedía articular sonidos, hasta que de pronto, empecé a notar
como se corría en mi boca, nunca antes me había tragado el semen
de nadie, pero era tanto el placer que sentía, que le chupé hasta
la última gota, mientras yo me corría en su boca al unísono.
Era muy tarde, y estábamos exhaustos, nos colocamos bien en la cama
y nos quedamos dormidos uno en brazos del otro.
Por la mañana, él se despertó primero, me trajo un café a la cama y otro para él.
Nos lo tomamos y después nos dimos una ducha juntos. Nos
enjabonamos el uno al otro y nos besamos bajo el chorro de la ducha
como dos adolescentes.
- Qué pasará ahora?, le pregunté.
- Tengo que seguir viéndote, eres adictiva, no creo que pueda de
dejar de pensar en ti y en esta noche maravillosa. Tenemos que seguir viéndonos.
- Será complicado, cuando mis padres vuelvan, y tu mujer, tus
hijos....Cómo lo haremos?
-Algo se me ocurrirá, no te preocupes cielo. Ahora tengo que irme y
tú debes estudiar para el examen de mañana.
- Cuándo vuelves a la playa?
- Me marcho hoy después de comer, aun nos quedan un par de días
allí.
- Quédate y te vas mañana.
- No puedo, le dije a mi mujer que volvería hoy sin falta.
- Esta bien, ya nos veremos entonces.
- Si, ya nos veremos.
Me besó dulcemente en los labios, y algo me decía que ese beso era
de despedida.
A los dos días volvió mi familia, yo ya había hecho mi examen, y
estaba algo triste.
Mi madre entró en mi habitación, se quedó mirando al perchero y
me preguntó:
-De quién es esa camisa de cuadros?
Casi me da algo!, piensa algo!, rápido!, pensé para mis adentros.
- Me la dejó el otro día en el coche el amigo de papá, era muy
temprano y hacía frío.
- Vaya!, pues hay que devolvérsela pronto, porque se marchan a vivir
bastante lejos, ya no podremos vernos tan a menudo, pero supongo que
ya te lo contó por el camino, no?
- No, la verdad es que a penas hablamos, yo vine dormida casi todo el
viaje, me dejó en la puerta, se marchó, y no volví a verle.
-Claro!, es un hombre muy ocupado, y muy responsable, cualquier otro
habría aprovechado para echar una canita al aire aprovechando que
estaba solo, pero él es un hombre muy leal, un hombre de la cabeza a los pies, como tu padre. La verdad es que hemos tenido suerte con
nuestros maridos, porque hay cada uno por ahí...dijo mi madre
sonriéndose orgullosa.
-Si, la verdad es que es un hombre muy honesto, de los que ya no
quedan, dije yo esbozando una sarcástica sonrisa.
Este sí me ha encantado y excitado a partes iguales.
ResponderEliminarTiene una historia, y muy bien contada detrás. No es llegar y follar y adios.
Enhorabuena porque me has hecho meterme en el papel, y tener una erección.
Gracias por leerme.
ResponderEliminarGracias a ti por escribir.
EliminarSoy más de relatos que de poesía. Y poco a poco los vas bordando.